domingo, 27 de noviembre de 2011

LA GEOGRAFÍA DE LA POLÍTICA

El País, 22 Jun 2011
    
M. A. BASTENIER

La AP pretende que la asamblea general de la ONU apruebe en septiembre la creación de un Estado palestino  en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este, territorios ocupados por Israel en la guerra de 1967. El organismo que preside Mahmud Abbas reconoce con ello el fracaso de la opción norteamericana, a la que se encomendó para que resolviera el conflicto el fundador, Yaser Arafat; así como que el presidente Barack Obama es incapaz de hacer que se muevan las piezas del ajedrez israelí. Pero las posibilidades de que la Autoridad Palestina consiga su propósito son muy grandes. Más de 120 países la reconocen ya, y el resultado de la votación podría resultar escandalosamente favorable a sus intereses.
    El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, contrataca acusando a los palestinos de desoír la exigencia de la ONU de que las partes pongan fin al contencioso por medio de conversaciones directas, con lo que la iniciativa equivaldría a un intento de deslegitimación de Israel. No menciona, sin embargo, que la fundación del Estado sionista fue favorablemente votada por la asamblea de la ONU el 28 de noviembre de 1947, resolución 181; y que el Consejo de Seguridad ordenaba por la resolución 242 de 1967 que Israel se retirara de todos los territorios ocupados. Sostener a estas alturas que, basándose en una redacción más o menos ambigua del texto, Israel está autorizado a retirarse de lo que le dé la gana, es una extravagancia.
    Netanyahu parece inclinarse, si lo ‘peor’ sucede, por ignorar la votación, de lo que Israel tiene gran experiencia. Otros ministros, aún más a la derecha como el responsable de Exteriores Avigdor Liebermann, preferirían reocupar lo que resta de Cisjordania bajo control administrativo de la AP. Y tanto el ex primer ministro Ehud Barak, que sostiene que la votación sería “un tsunami” para Israel, como el presidente Simón Peres, argumentan que hay que anticiparse a los idus de septiembre haciendo propuestas verosímiles de paz; lo que parece difícil –que sean verosímiles- porque bajo el primer ministro del Likud, el Estado sionista hace todo lo contrario de lo que decía Napoleón, ese sabio de la debacle, sobre la política de ‘fronteras naturales’: “los Estados hacen la política de su geografía”. Israel, en cambio, la geografía de su política. Y también cabe vincular esa expectativa de votación tan decepcionante para Washington, con el reciente anuncio de que EE. UU. ya celebra conversaciones con la dirigencia talibán, así como de la posible aceleración de su retirada de Afganistán. La conexión entre la guerra afgana, la ocupación iraquí y el intratable problema de Oriente Próximo, constituye una de las grandes preocupaciones del presidente Obama.
   El ministro de Exteriores palestino Ryad al Malki, estuvo la semana pasada en Madrid para trabajarse el voto europeo. Y se siente tan seguro de la posición española, que le ha pedido a su hómologa, Trinidad Jiménez, que trate de motivar a otros países de la UE a favor de su causa. América Latina se supone que votará casi al completo por la resolución; la mayor parte de Estados africanos y asiáticos harán otro tanto; y Estados Unidos e Israel más algunos acólitos, en contra, por lo que el voto de calidad habrá que buscarlo en Europa. Al este y al centro no faltará quien siga la estela norteamericana; los nórdicos se inclinan por la AP; y algunos mediterráneos, si les deja tiempo para pensar el rescate económico de Grecia, igualmente. Eso nos remite a Gran Bretaña, Francia, Italia y España. Los británicos ya se abstuvieron, como potencia mandataria saliente, en 1947; Francia se halla entre la abstención y el voto pro-palestino; el primer ministro italiano Silvio Berlusconi, con tanto referéndum perdido, es imprevisible; y sería ocioso recalcar lo que cabe esperar de España; que Francia haga lo que quiera.
    Menos claro está, sin embargo, el día después. Al Malki afirma que el nuevo pero intangible Estado palestino, sin perjuicio de que estaría siempre dispuesto a reanudar las negociaciones, pediría de inmediato su ingreso en la ONU. Y ahí entra en juego otra vez Estados Unidos, que podría vetar ese movimiento en el Consejo de Seguridad. Al Malki dice que “Obama entiende bien el problema”, pero “no ha sido capaz de cumplir sus promesas”. Ante la perspectiva del veto, el ministro no puede mostrarse más pesimista: “Habría un gran riesgo de que la situación se descontrolara”. En su castellano casi impecable, aludía con su tacto característico al estallido de una tercera Intifada.  
           

PARA EMPEZAR, ME PRESENTARÉ - ESTA ES MI BIOGRAFÍA

Soy Miguel Ángel Bastenier, periodista graduado en la Escuela Oficial de Periodismo en 1962, licenciado en Derecho en 1963 e Historia en 1975. He trabajado en la prensa española desde 1968 a 2006, primero en Barcelona y luego en Madrid. He sido redactor de Internacional de Diario de Barcelona (desaparecido) entre 1970 y 1974; director de Tele-Expres de Barcelona (desaparecido) en el periodo 1977-78; subdirector de El Periódico de Catalunya (1978-82); y finalmente subdirector en EL PAÍS de Madrid, inicialmente encargado de la información general y más tarde, de las Relaciones Exteriores, todo ello desde 1982 hasta mi jubilación en 2006.
En la actualidad, soy columnista y editorialista del mismo diario, así como profesor de reporterismo (géneros) y Periodismo Internacional de la Escuela de Periodismo de EL PAÍS desde 1983 hasta la fecha, así como maestro de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (creada por Gabriel García Márquez) desde 1995.
Mi formación ha estado enfocada al periodismo internacional y he publicado cuatro libros -más algún otro que no quiero recordar- dos sobre el conflicto árabe-israelí, y otros tantos de periodismo: "El Blanco Móvil" en 2001 y "Cómo se Escribe un Periódico" en 2009, este último centrado en América Latina y basado en el curso anual de cuatro semanas que imparto en la FNPI de Cartagena de Indias, desde comienzos del siglo XXI.
En los últimos 15 años he pretendido desarrollar una cierta especialización en asuntos latinoamericanos y mi publicación más reciente en este campo ha sido El Momento Político de América Latina, obra de numerosos autores latinoamericanos editada por Rosa Conde, directora de la Fundación Carolina, y Gustavo Suárez Pertierra, director de la Real Fundación Elcano, para la que he escrito el epílogo.
Tengo, además, en mi haber numerosas publicaciones en diarios europeos y latinoamericanos, notablemente, El Espectador de Bogotá, Colombia, país del que poseo la nacionalidad concedida en 2003 por el presidente Uribe, además de la española originaria.
Paso parte del año en mi casa en la citada localidad del Caribe colombiano, lo que es perfectamente compatible con mi trabajo como colaborador del citado diario español.
Además de mi trabajo en la FNPI doy cursos y conferencias, siempre sobre periodismo o política internacional, en España y América Latina.
De no haber sido periodista -lo que me parece dedicación más que suficiente- me habría gustado ser premio Nobel de Literatura para lo que, sin embargo, Nuestro Señor no me dotó adecuadamente. Soy católico no creyente; europeísta con fe últimamente algo maltrecha; y no me cabe duda alguna de que lo único que justifica, tanto para bien como para mal, la existencia de España es algo que llamamos América Latina. Como decía un poeta francés, pese a que soy inevitablemente español, por mi origen, y colombiano de devoción, mi verdadera patria es la lengua. La castellana o española, únicos sinónimos totales que conozco.


En Cartagena de Indias